Hace más de 37 años, Miguel Hernández escribió Aceituneros:
Andaluces de Jaén
Aceituneros altivos,
decidme en el alma: ¿quién,
quién levantó los olivos?
Aceituneros altivos,
decidme en el alma: ¿quién,
quién levantó los olivos?
No los levantó
la nada,
ni el dinero, ni el señor,
sino la tierra callada,
el trabajo y el sudor.
ni el dinero, ni el señor,
sino la tierra callada,
el trabajo y el sudor.
Unidos al agua pura,
y a los planetas unidos,
los tres dieron la hermosura
de los troncos retorcidos.
Levántante,
olivo cano,
dijeron al pie del viento.
Y el olivo alzó una mano
poderosa de cimiento.
dijeron al pie del viento.
Y el olivo alzó una mano
poderosa de cimiento.
Andaluces de
Jaén,
aceituneros altivos,
decidme en el alma: ¿quién
amamantó los olivos?
aceituneros altivos,
decidme en el alma: ¿quién
amamantó los olivos?
Vuestra sangre,
vuestra vida,
no la del explotador
que se enriqueció en la herida
generosa del sudor.
no la del explotador
que se enriqueció en la herida
generosa del sudor.
No la del
terrateniente
que os sepultó en la pobreza,
que os pisoteó la frente,
que os redujo la cabeza.
que os sepultó en la pobreza,
que os pisoteó la frente,
que os redujo la cabeza.
Árboles que
vuestro afán
consagró al centro del día
eran principio de un pan
que sólo el otro comía.
consagró al centro del día
eran principio de un pan
que sólo el otro comía.
¡Cuántos siglos
de aceituna,
los pies y las manos presos,
sol a sol y luna a luna,
pesan sobre vuestros huesos!
los pies y las manos presos,
sol a sol y luna a luna,
pesan sobre vuestros huesos!
Andaluces de
Jaén,
aceituneros altivos,
pregunta mi alma: ¿de quién ,
de quién son estos olivos?
aceituneros altivos,
pregunta mi alma: ¿de quién ,
de quién son estos olivos?
Jaén, levántate
brava
sobre tus piedras lunares,
no vayas a ser esclava
con todos tus olivares.
sobre tus piedras lunares,
no vayas a ser esclava
con todos tus olivares.
Dentro de la
claridad
del aceite y sus aromas,
indican tu libertad
la libertad de tus lomas.
del aceite y sus aromas,
indican tu libertad
la libertad de tus lomas.
Miguel Hernández escribió Aceituneros en 1937, hace
más de 75 años. Una guerra, 35 años de dictadura, una transición, la
apertura al mundo, una Carta Magna, la masacre del terrorismo, dos reyes, una abdicación, un golpe de Estado,
dos gobiernos socialistas, varias crisis y milagros –económicos-, azotes
continuos de corrupción… y todo a lo que
aspira Andalucía, y por extensión España, es a esto –a lo vivido ayer-.
Si Miguel Hernández viajara en una nave del tiempo
hasta nuestros días, seguramente no podría soportar el dolor de comprobar que
nadie leyó su poema, que nadie advirtió
un verso tan simple: no vayas a ser esclava con todos tus olivares. No hay
mente humana capaz de comprender lo incomprensible, no hay cuerpo humano, con
vísceras suficientes para asumir que tu muerte, y tu paso por la vida, junto
con la muerte, y el paso por la vida de tantos otros, ha sido en vano.
Habría que explicarle a Miguel Hernández, que en la
escuela nadie nos habló del pastor que decidió ser poeta y cuya poesía arrancó
el aplauso del mismísimo Neruda. Ésto,
probablemente lo enmarcaría entre las aristas de su humildad; ahora bien, sería
un bocado de realidad imposible de digerir, descubrir que en las escuelas e
institutos españoles el Quijote no es lectura obligada, que apenas se pasa de
puntillas por la vida y obra de Lorca o que se puede ingresar en la Universidad
sin haber leído ni aprendido a Machado.
Habría que explicarle todas “esas cosas” –notará el lector la
irónica alusión a la capacidad dialéctica de nuestro Presidente-, y algunas otras
más, para que comprendiera lo que ayer ocurrió en Andalucía.
Hoy has tocado varios temas, no estoy seguro de la dirección hacia la que alumbra tu faro. Los que ya peinamos canas tampoco leímos a Miguel Hernández, al menos en la escuela, porque según los planes de estudios de la época era un poeta maldito, junto a tantos otros de la generación del 27. Pero me temo que, aunque la figura del poeta haya sido rehabilitada en la democracia, su obra sigue siendo mayoritariamente ignorada. Y eso dice bastante poco a favor de los sucesivos planes de estudios que han ido perpetrando los distintos gobiernos habidos en los últimos 37 años.
ResponderEliminarEn cuanto a lo sucedido en Andalucía el pasado domingo, no tienes más que remitirte a tu artículo de hace unas semanas (y a algunos de los comentarios que suscitó). Han tenido que ser convocadas unas elecciones para que todo siga igual. O peor. Si Susana Díaz se quejaba de inestabilidad, ahora se tendrá que tomar dos tazas, o quizás buscar un nuevo camino para hacer política; como decía otro gran poeta andaluz, "...caminante, no hay camino, se hace camino al andar"
Intento entender el resultado electoral en Andalucía, y al final, por doloroso que resulte reconocerlo, creo que se trata de una cuestión cultural e histórica que ningún gobierno se ha preocupado en resolver. No encuentro sentido a que ocurriendo lo que está ocurriendo -en Andalucía y en el resto de España- el resultado electoral sea el que es. Creo que hoy hay alternativas razonables para todos, para los votantes de izquierdas y para los de derechas; creo que hoy podemos castigar al PP y al PSOE sin faltar a nuestros principios, a nuestra convicciones... Por eso, la única explicación que encuentro a que en Andalucía -sufridora de la crisis como la que más- se haya votado por la continuidad, es que somos un pueblo inculto, dormido y asustado -y me incluyo, no pretendo particularizar en lo ocurrido en Andalucía-.
EliminarSomos víctimas de un deficiente sistema educativo y un inexistente programa cultural -al margen de las aulas-, pero también somos responsables de nuestra mediocridad.
Sin embargo, leyendo tus últimas frases encuentro algo de esperanza; quizá al final todo lo ocurrido redunde en la necesidad de sentarse a entenderse..