Imagen del vídeo de "La fée" de la cantante francesa ZAZ, si lo veis sobran las explicaciones...
Hace unas semanas me presenté al concurso Mírame a los ojos de la Associació del Personal de "la Caixa". La asociación, este año, ponía el foco en la realidad social actual convocando éste concurso de relatos cortos y temática libre. Mi relato no ha sido seleccionado entre los finalistas, sin embargo, me siento muy feliz de haber colaborado con esta iniciativa, y de haber apoyado, de algún modo, a ASA, la asociación a la que pertenece Irene, el hada que inspiró mi relato.
Os dejo el relato; si os gusta, no dejéis de compartirlo en vuestras redes sociales, esta vez es por Irene, Hugo, Nacho...
Hada Luz
Mi profe me dice que no diga que lo vi con mis propios ojos,
que eso es una redundancia, yo no me atrevo a preguntarle qué es una
redundancia porque no quiero que piense que soy tonta, pero es que lo vi con
mis propios ojos, por eso lo cuento, porque lo vi yo misma, con estos dos ojos
verdes; bueno, mi tía Tina dice que los tengo azules, pero no es cierto, son
verdes; los ojos azules son los de Luz, bueno los de Irene.
Luz tiene dos nombres y un secreto. Lo del nombre no es un
secreto porque lo sabemos todos; todos nosotros, mi familia me refiero, no
todos de todo el mundo. Cuando Luz nació se llamaba Irene, yo entonces aún era
pequeña, no había cumplido ni los cinco; así que casi no me acuerdo de cuando
Luz se llamaba Irene, ni cuando la tía Tina le cambio el nombre. Mamá siempre
dice que fue la tía Tina la que le cambio el nombre, que un día llegó a casa y
dijo que Irene era Luz, que era todo Luz, y que desde ese día todos empezaron a
llamarla Luz. Mamá siempre dice que es verdad, que Irene se debería haber
llamado Luz desde el principio, pero que tardaron meses en darse cuenta y que
fue gracias a la tía Tina; que ella fue la primera en verlo, y que desde ese
día nunca más le han vuelto a llamar Irene. También dice que desde ese día no
han vuelto a llorar, y esa, es otra de las cosas que no me atrevo a preguntar:
no sé por qué lloraban por haberse equivocado de nombre. Pero bueno, lo que yo
quería contar es que ahora todos le llamamos Luz.
El secreto lo descubrí yo. Luz nunca duerme, es así, es
verdad, yo lo he visto con mis propios ojos por mucho que me regañe mi profe.
Cuando todavía era Irene, cada noche lloraba sin descanso; no paraba ni un
segundo, ni un momento. Mamá y papá la llevaron al médico para que le curara y nos
dejara dormir a todos. Pero el médico les dijo que Irene no se iba a curar:
nunca dormiría, nunca andaría ni hablaría; y que jamás iba a dejar de sonreír.
Yo nunca me creí que Luz no necesitara dormir; todos los
niños dormimos, es necesario, si no durmiésemos no soñaríamos y los niños
tenemos que soñar. Así que una noche, me propuse estar despierta hasta que se
hiciera de día: tenía que comprobar si Luz dormía. No pude, me quede dormida
como un tronco, pero aun así, descubrí el secreto.
Soñaba que tenía mucho frío, que la ventana estaba abierta y
tenía frio, mucho frio, cada vez más frío; hasta que fue tan helador que me
despertó. No era un sueño, hacía frio de verdad porque la ventana estaba
abierta como en mi sueño; junto a ella Luz. Me miró sonriendo, me tendió la
mano y cuando ya estábamos agarradas saltó al vacío. No nos caímos, Luz sabía
volar, Luz sabe volar. ¡Volamos! ¡Ya lo creo que volamos! Me enseño la ciudad
desde el cielo: vimos mi colegio, a los yayos durmiendo a través de la ventana,
cruzamos el río por debajo del puente, nos sentamos en el tejado de la torre de
la iglesia…Y eso, era sólo el principio.
Luz me llevo a un bosque. Allí descubrí que al calor de una
hoguera, cada noche, Luz se reúne con Hugo, Carmen, Paola, Nacho y el resto de
la banda. Juntos repasan como ha ido el día, como van las cosas. Entre todos, piensan
quién les necesita, sobre quién verterán al día siguiente sus polvos mágicos, a
quién tocaran con su varita de la felicidad.
Han pasado ya muchas noches desde aquel día pero sé que fue
verdad, que no lo soñé, sé que lo vi con mis propios ojos. Han pasado muchas
noches pero esa nunca se me olvidará porque fue la noche en la que entendí lo
que había dicho ese médico. Es cierto
que Luz no duerme, ni camina, ni habla; pero ese médico se olvidó decirles a
mis papás lo más importante. Luz no duerme porque prefiere emplear ese tiempo
en verter polvos mágicos sobre las personas que la necesitan; Luz no habla
porque sabe llegar a los corazones sin necesidad de pronunciar una palabra; y
Luz no camina porque tiene alas para volar. Porque Luz es un hada -el Hada Luz,
el Hada Irene-, que ha venido a este
mundo a rociarnos de polvos de felicidad.
Estupendo, Raúl.
ResponderEliminarSigue así.
No te desanimes por el resultado del concurso. La opinión de los jurados es eso, una opinión nada más.
Enhorabuena por el relato. Y gracias por el video.