- Mamá, ¿qué significa Orgullo gay? –le preguntaba este sábado un niño a su madre al ver pasar a un coche lleno de banderas multicolor y rótulos reivindicativos.
No tuve tiempo de pararme a escuchar qué respondió aquella
madre; llegaba tarde a una boda, pero me quedé dudando si yo sería capaz de
definir qué es el orgullo. Explicarle a un niño que es ser gay es tremendamente
fácil, pero explicar lo que significa el orgullo...
No tuve tiempo de pararme a escuchar pero sí de buscar en
internet mientras daba mis últimos pasos hacia la iglesia el significado de la
palabra Orgullo. Orgullo es, según la
RAE: arrogancia, vanidad, exceso de estimación propia, que a veces es
disimulable por nacer de causas nobles y virtuosas.
Leí la definición, no me gustó y pensé que si fuera aquella
madre no es lo que me gustaría transmitirle a mi hijo, pero tampoco tenía muy
claro qué era para mí el orgullo en ese contexto. La ceremonia ya había
empezado, no tuve tiempo para muchas más dilucidaciones.
Decidí quedarme en el último banco. Me senté junto a dos
señores octogenarios. Iban ataviados de boda, vestidos con total pulcritud:
traje oscuro, camisa blanca, discreta corbata que un día fue tendencia, zapatos
relucientes… Di por hecho que eran familia de los novios. Imaginé –porque a mí
me encanta imaginar-, que serían los hermanos solteros de algunos de los abuelos,
y que como yo, habían llegado tarde y había decidido sentarse atrás.
La boda transcurría con total normalidad hasta que advertí
que estaban cogidos de la mano. No era una actitud
común para dos hombres de esa edad, mucho menos en un pueblo; ni
siquiera si eran hermanos…
No pude dejar de mirarlos. Lo intentaba, pero mi mirada se
escapaba una y otra vez y se posaba sobre esas dos manos atrofiadas por la vida
que se entrelazaban con fuerza. Poco a poco, me atreví a ir fisgoneando el
resto de sus movimientos y comprendí que eran pareja.
Siguieron los pasos de la ceremonia al pie de la letra:
rezaron el padre nuestro, se dieron la paz, me dieron la paz, pidieron perdón y
se besaron. Se besaron tras ese mágico momento en el que el que dos personas se
comprometen a seguir juntos en la prosperidad y en la adversidad, hasta el
último día de sus vidas...
Al terminar la eucaristía, la emoción de aquellos dos eternos adolescentes
se encontró con la curiosidad de un espectador que necesitaba un viaje en el
tiempo. Me confesaron que aquel día era su 50 aniversario; que un
día como aquel, hacía 50 años, se casaron en secreto en ese mismo banco y en esa
misma iglesia. Justo ahí, en el último banco de una pequeña iglesia de un
recóndito pueblo del Pirineo se juraron amor con Dios como único testigo. Me
explicaron, que llevaban viviendo juntos toda la vida, que ya no les quedaban
amigos vivos con los que compartir aquella celebración, pero que se sentían
dichosos porque jamás soñaron con poder sobrevivir para contarlo.
Me contaron también, que en 2005, cuando se aprobó el
matrimonio homosexual, se casaron en un juzgado, pero que lo hicieron por una
cuestión legal, práctica; que a ellos les casó Dios: el Dios de la fe en la que
les habían educado, el único dogma que conocían y respetaban.
Me despedí de ellos ya en la calle y los vi partir,
caminando a trompicones pero seguros: iban apoyados el uno en el otro.
Y entendí, entonces entendí, que de eso se trata el Orgullo,
de poder estar en la primera o en la última fila, en la que cada uno elija. Entendí
que el Orgullo es poder decidir.
Muy bueno, como no sé cómo pedirte permiso, me lo llevo sin él para mi página de facebook....
ResponderEliminarMuchas gracias Roberto. No hay permiso que pedir, encantado (y agradecido) de que compartas el post en tus redes sociales. Muchas gracias (de verdad).
EliminarSaludos
Muy bueno, como no sé cómo pedirte permiso, me lo llevo sin él para mi página de facebook....
ResponderEliminarComo ya te dije te robé este post para mi página de facebook y ta tiene unos cuantos "likes"
ResponderEliminarPues encantado :-) Por cierto, intenté llegar a tu página de facebook y no lo conseguí. Por favor, pásame el enlace. Gracia!!!!
EliminarEstupenda historia, amigo.
ResponderEliminarEnvidio tu facilidad para encontrarte con situaciones como la que relatas (jajajajaja. Recordemos aquello de que la inspiración existe, pero que tiene que pillarnos trabajando).
En serio: me ha encantado.
¡Enhorabuena!
Paco, ya lo aviso "el blog inspirado en la vida real" jejeje Un abrazo!!!!
EliminarPreciosa historia, acabo de descubrirte por casualidad y ya me declaro incondicional admiradora. Suerte y un beso.
ResponderEliminarMuchas gracias. No sabes cuanto animan los mensajes como el tuyo, no solo por las palabras de ánimo, sino por lo que supone que alguien que no te conoce disfrute con lo que escribes y además hasta se pare un minuto (en este caótico mundo) para escribirte unas palabras de apoyo... ¡Es maravilloso!
Eliminar¡Muchas gracias!
Fantástico Raúl!! Sin palabras.
ResponderEliminar¡Muchas gracias! No sabes qué bien sienta empezar el día así :-) :-) :-)
EliminarGracias, de verdad!!!!