A menudo me pregunto adonde irán los sentimientos que no nos
atrevemos a transmitir; adonde esos besos que se quedan en una leve mueca, esas
palabras que mueren en el suspiro o los abrazos que terminan atrapados en los
bolsillos sin atreverse a ver la luz.
Muchas veces he pensado que necesariamente tienen que ir a
parar a alguna playa desierta, o todo lo contrario, a alguna isla llena de gente
falta de amor. Porque no puede ser que los seres humanos cometamos semejante
torpeza; no podemos permitirnos tamaño derroche.
Ayer, me invitaron a una fiesta. La fiesta será mañana 25 de
julio. Cuando pregunté que qué se celebraba, me dijeron que celebran el Día
fuera del tiempo o el Día perdido en el tiempo.
Me explicaron que el calendario maya establecía 13 meses de
28 días –coincidiendo con el ciclo lunar, el ciclo menstrual y otra serie de
ciclos de la Tierra…- lo cual hacía un total de 364 días. Para llegar a los 365
del calendario gregoriano que se impuso más tarde y que actualmente opera a
nivel mundial sobra un día.